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Para el Monumento Histórico y Memorial Nacional «Casa Hacienda San Jacinto», véase Hacienda San Jacinto
La Batalla de San Jacinto fue una batalla ocurrida el domingo 14 de septiembre de 1856 como parte de la Guerra Nacional en la hacienda San Jacinto, en el actual departamento de Managua, Nicaragua, a 42 kilómetros al noreste de la capital Managua, en la que 160 efectivos de las fuerzas patriotas del Ejército del Septentrión (de los cuales 60 eran flecheros indígenas de Yucul, departamento de Matagalpa), encabezados por el coronel José Dolores Estrada Vado derrotaron a 300 filibusteros enviados por el estadounidense William Walker, comandados por Byron Cole, quien murió 2 días después (el 16 de septiembre) en la hacienda "San Ildefonso" –20 kilómetros al sur– al filo de machete, pues se había perdido durante la desbandada. En esta hacienda un sabanero le descargó dos machetazos en la cabeza.[8]
Como hecho anecdótico, se dice que este combate es la única batalla en el mundo que se ha ganado por el uso de una estampida de caballos, pues el ataque a retaguardia ordenado por Estrada causó un tropel de potros que provocó la huida de los filibusteros al creer que llegaban refuerzos para los nicaragüenses.[9]
El sabio francés Élisée Reclus la llamó el "Maratón de América", rememorando la batalla de Maratón, ocurrida en 490 antes de Cristo a 42 kilómetros de Atenas, Grecia, en la que los griegos, dirigidos por Milcíades el Joven, derrotaron a los persas de Darío I.[10]
Durante la batalla se destacó el sargento primero Andrés Castro Estrada al derribar de una pedrada mortal a un filibustero dentro del corral de madera, hecho destacado en primer plano en el cuadro La pedrada de Andrés Castro o La Batalla de San Jacinto hecho en 1964 por el pintor chileno Luis Vergara Ahumada, y en el parte oficial de Estrada.[11][12] Durante el combate este empleó su ingenio y como estratagema militar le ordenó al capitán Liberato Cisne, al teniente José Siero y al subteniente Juan Fonseca, junto con sus escuadras integradas por 17 soldados atacar la retaguardia de los filibusteros; al atacar a estos dispararon sus fusiles y gritando ¡Viva Martínez! ¡Viva Nicaragua! cargaron a la bayoneta, provocaron la estampida de sus caballos, los cuales bajaron desde el cerro cercano en tropel, arreados hacia la retaguardia de los filibusteros por el teniente coronel Patricio Centeno y un oficial de apellido Flores (según el testimonio posterior del teniente José Siero). Creyendo que llegaban refuerzos, los filibusteros huyeron con rumbo hacia Tipitapa (con varios heridos que murieron después), a las 11 de la mañana tras 4 horas de combate, donde explotaron el puente sobre el río Tipitapa; la iglesia colonial de esta villa fue profanada por los filibusteros al robarse los vasos sagrados.